El 70% de los casos de esclavitud moderna en México tienen algún tipo de relación con los grupos del crimen organizado. Los diversos carteles de la droga cometen secuestros con fines de prostitución y trabajo forzoso en todos los grupos de edad y en gran medida con la complicidad de las autoridades locales, estatales y federales. Los grupos con mayor vulnerabilidad incluyen a las mujeres y niños de los pueblos indígenas, a los discapacitados y los inmigrantes, así como a las personas homosexuales.
Pese a esto, México prácticamente está de brazos cruzados contra este absurdo. Aunque tiene políticas contra la esclavitud moderna, también posee prácticas y políticas que criminalizan a la víctima facilitando la esclavitud. En general, la organización le otorga una calificación B al gobierno mexicano (recuerden que hablamos de 2013, y resulta curioso que en el informe de nuestro país se cite a José Manuel Mireles como un denunciante de la esclavitud sexual, actualmente ese mismo hombre que denunció este tipo de crímenes está preso en un penal de máxima seguridad en Hermosillo).
Chocolate.
Hay serios problemas cuando se trata de comprar chocolate (cosa que prácticamente todos hacemos). La mayoría de las grandes industrias chocolateras obtienen el cacao de las mismas fuentes, en Costa de Marfil. Y, a pesar de que algunos grupos de vigilancia intentaron mejorar las condiciones en el lugar en los últimos años, la vida de las personas que cosechan el cacao es realmente terrible. El trabajo se hace por esclavos, muchas veces niños. Varios de estos niños son extraídos de naciones pobres como Malí. Algunos son raptados, y hay un gigantesco número de niños desaparecidos. Para empeorar la situación, aquellos que viven en la pobreza extrema a veces venden sus hijos como esclavos por algo tan insignificante como US$30. Los pequeños son empleados para cargar sacos de cacao tan pesados que después de algún tiempo pueden presentar lesiones físicas de gravedad.
Aparatos electrónicos.
Seguramente ya has escuchado hablar de un fábrica de productos electrónicos en China llamada Foxconn. Pese a su mala fama por incontables violaciones laborales y abusos, incluidas cantidades ridículas de horas extras no pagadas, muchas empresas de electrónicos lucran con el trabajo esclavo de la población “empleada” en esta fábrica. La más famosa de todas las empresas es Apple, pero Foxconn también se encarga de producir otros productos electrónicos para muchas más marcas, incluidas las consolas de videojuegos de todas las grandes compañías de la industria gamer.
Apple sufrió cierta presión para obligar a Foxconn a mejorar las condiciones laborales, pero las inspecciones en las instalaciones después de esto revelaron que el lugar ni siquiera está cerca de ser como debería. Las condiciones son tan degradantes que muchos trabajadores terminan suicidándose. Con el fin de evitar esto, Foxconn instaló redes alrededor de los edificios para detener la caída de los suicidas (imagen superior). También obligaron a algunos trabajadores a firmar contratos en los que señalaban que sus familias no podrían demandarlos en caso de que se suicidaran debido a las lamentables condiciones del lugar. Las horas extra, que alcanzan hasta las 100 por semana en el pico de la producción, no son pagadas. Si un empleado tiene mal comportamiento, tiene que escribir una carta de confesión. Estas cartas después se muestran públicamente como una forma de humillación. Hace unos cuantos años, Foxconn ni siquiera ofrecía bancos para que sus empleados se sentaran. Lo más absurdo de todo esto es que nosotros compramos como locos productos hechos a base de esta pesadilla humana.
Marihuana.
Muchos creen que fumar marihuana es un delito sin víctimas. Cuando alguien enciende un cigarro, lo único que perjudica no son sus propios pulmones. Desafortunadamente, si vives en el Reino Unido, podrías estar dando apoyo a la esclavitud de una gran cantidad de niños vietnamitas. Un reportaje especial de Al Jazeera titulado “Children of the cannabis trade” hace énfasis en este creciente problema en la región. Muchos traficantes comienzan manipulando personas necesitadas en Vietnam, diciéndoles que llevarán a sus hijos al Reino Unido para ofrecerles una “vida mejor”. La idea es que la persona tendrá que pagar una cantidad específica de dinero para esto, pero los niños pueden trabajar para que la deuda se pague sola (lo que nunca ocurre). El esclavo no puede reclamar a las autoridades de su nuevo país, toda vez que probablemente será deportado – en el mejor de los casos. Para empeorar la situación, la industria ilegal del cannabis en el Reino Unido está en constante aumento y es dirigida generalmente por traficantes vietnamitas. Cuando la policía invade sus operaciones, los niños son tratados como criminales y la mayoría desaparece o vuelve a manos de otros traficantes, por miedo de lo que pueda pasar a sus familias que se quedaron en su país natal.
En México la cosa no es diferente, el cultivo de marihuana muchas veces se hace por mano de obra joven, por niños que ante la falta de oportunidades y la necesidad de llevarse algo a la boca, pasan meses completos en las serranías cosechando o trabajando en laboratorios clandestinos de producción de drogas.
Ropa.
Si has comprado alguna prenda barata en Walmart o con muchos otros minoristas, existe una gran probabilidad de que esa pieza haya sido confeccionada en una fábrica explotadora. Una prenda tan barata que no puede ser verdad… pues no pude ser verdad, ¿cierto?
O pero aún, es verdad y está hecha con trabajo esclavo, principalmente de Asia. Muchas de estas fábricas están instaladas en Bangladesh. Aunque es ilegal emplear a los niños, muchas investigaciones secretas han revelado que el trabajo infantil es terriblemente común en la industria de la ropa, especialmente en ese país.
Para atenuar el problema, algunas de las fábrica de la región que producen ropa para el mundo de occidente han afirmado tener mejores condiciones, y usan esas “fábricas modelo” como fachadas, pues en secreto pagan sitios de esclavos donde se hace la parte más intensa del trabajo.
Muchos de los propietarios de estas fábricas piensen en sus trabajadores como nada más que una propiedad. Este año, se suscitó un incendio en una fábrica de Bangladesh. Los propietarios dijeron a las autoridades que se trataba solamente de un simulacro. Cerraron la puerta del lugar por fuera y más de un centenar de personas pereció en el interior. Parece que tal cantidad de gente corriendo fuera del edificio era más preocupante que la seguridad de los mismos. El año pasado, hubo un colapso en un edificio que terminó con la vida de más de 1,000 trabajadores. Muchos quedaron indignados con la forma insensible con que los dueños de estas fábricas trataron las vidas humanas, y el incidente logró que Disney despegará del país – la compañía dejó de comprar sus productos ahí. Sin embargo, como nadie quiere perderse una ganga (“cueste lo que cueste”), Walmart aun compra ropa en las fábricas de Bangladesh.
Caucho.
En Liberia, el caucho es una de las materias primas más importantes. Este líquido se recolecta y transforma en todo tipo de materiales de uso cotidiano, como los neumáticos de nuestros automóviles. El proceso es ambientalmente sustentable si se hace de la forma correcta, y puede ser muy lucrativo. Desafortunadamente, muchas de las personas en esta industria ven a los seres humanos de la misma forma que ven al caucho: como nada más que un producto.
En 2006, hubo todo un alboroto cuando dos grandes plantaciones de caucho pasaron a manos de algunos excombatientes de la destructiva guerra civil en Liberia. Según las investigaciones, estas plantaciones trataban a sus trabajadores como esclavos. El fabricante de neumáticos Firestone fue acusado de comprar a estas plantaciones contra los deseos del gobierno de Liberia. Mientras la empresa negaba la acusación, un ejecutivo admitió que no tenía la certeza del lugar en específico en que se compró el caucho. La industria de este material en Liberia está mal regulada y las mercancías no están bien controladas. Firestone realmente no pudo saber lo que estaba comprando, lo que solo empeora la situación.
Aceite de palma.
En los países asiáticos, el uso del aceite de palma como aceite de cocina barato se ha generalizado, pero sus aplicaciones varían desde productos cosméticos a combustible. Desafortunadamente, además de no ser muy bueno para el medio ambiente, una gran parte de la industria de este producto se construye sobre la explotación desmedida y el trabajo esclavo. Se estima un valor de US$ 40 mil millones de dólares anuales, y una gran cantidad de la producción que la impulsa tiene lugar en dos islas de Indonesia: Borneo y Sumatra. El trabajo esclavo surgió gracias a las grandes compañías, como Kuala Lumpur Kepong (KLK) de Malasia, que opera en la región con más de 70 plantaciones.
Cuando se trata de encontrar la mano de obra necesaria para cultivar las plantaciones requeridas para hacer aceite, es muy poca la contratación directa. En lugar de esto, la contratación se deja a un tercero. Esto provoca que exista muy poca supervisión sobre las condiciones laborales, y las empresas contratantes han sido acusadas de prácticas terribles contra los esclavos que intentan escapar de las granjas. Los empleadores suelen llevar a las personas lejos de sus casas prometiéndoles el salario mínimo, pero los hombres son obligados a firmar contratos que los comprometen a años de servicios como esclavos, se les hacen prestamos de dinero en lugar de pagos y tienen que comprar todo en la tienda de la misma empresa.
La KLK hace una especie de negación plausible, afirmando que no puede controlar lo que sus contratistas hacen. Simplemente dejan de hacer negocios con ellos cuando se enteran de los abusos a los trabajadores.
Bolsas piratas.
La industria responsable por la producción de bolsas falsificadas y de otros artículos similares de imitación es una empresa global multimillonaria, según Dana Thomas, autora de “Deluxe: How Luxury Lost Its Luster”. Según sus investigaciones, la industria provoca una pérdida de más de medio millón de empleos tan solo en los Estados Unidos. Este comercio es ampliamente conocido por emplear mano de obra esclava en su mayoría, muchas veces niños. Dana ha acompañado a la policía durante operaciones de desmantelamiento de los sitios de producción, y vio a decenas de niños tratados de una forma terrible.
En un caso, en Tailandia, en una fábrica que confeccionaba bolsas de diseño piratas para consumidores occidentales, los dueños habían roto las piernas de los niños para que nunca estuvieran completamente sanos. Esto porqué se habían cansado de las quejas de los niños que querían jugar afuera.
Diamantes.
Zimbabue ha llamado la atención del mundo debido al régimen del dictador Robert Mugabe. En una elección bastante disputada, Morgan Tsvangirai terminó electo como primer ministro, pero Mugabe aún se mantiene en el poder. Ambas partes llegaron a un acuerdo para compartir el poder, pero parece que Mugabe tiene un concepto muy diferente de compartir. Antes de que las cosas realmente tuvieran una oportunidad de funcionar bien, su partido, el Zanu-PF, dio inicio a una enorme operación minera de diamantes usando trabajo esclavo que fue impuesto por el ejército. Según Human Rights Watch, la operación se puso en marcha para que Mugabe pudiera ganar dinero que no pasara directamente por las manos del gobierno y así no tener que compartirlo, así como también para pagar a su ejército para mantener el control.
Es decir, el gobierno del país no solo no está ahí para regular la industria de diamantes y para proteger a sus trabajadores, sino que es el mismo gobierno el que impulsa la esclavitud. Aparentemente, más películas del estilo Diamantes de Sangre aparecerán en un futuro.
Pornografía.
Cuando pensamos en tráfico sexual de seres humanos, acostumbramos a pensar en personas siendo obligadas a trabajar en prostíbulos. Raramente reparamos en que muchas películas para adultos pueden involucrar a mujeres que fueron vendidas como esclavas tiempo atrás. En las últimas décadas, se suscitaron varias “oleadas” de tráfico sexual. La primera fue de mujeres tailandesas y filipinas, seguidas por colombianas y dominicanas, después nigerianas, y ahora los investigadores dicen que la mayoría de las mujeres tomadas para la esclavitud sexual provienen de la región de la antigua Unión Soviética. Las mujeres eslavas tienen una alta demanda en el mundo occidental y son empleadas no solo para la prostitución, sino también para la pornografía.
Toda vez que se trata de una industria ilegal, es difícil llegar a estimaciones reales, pero se cree que el número de personas vendidas cada año alcanza los millones, con un 80% de estas mujeres siendo empleadas para fines sexuales. Como el tráfico de esclavos está presente en todos los países del mundo, resulta complicado estimar cuantas películas presentas esclavos. Desafortunadamente, el número puede ser muy alto.
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