Un día, tu rostro simplemente puede “hundirse”
El síndrome de Parry-Romberg provoca que la piel y el tejido blando de la mitad del rostro se encojan lentamente, o sea, que sean chupados hacía el interior. ¿Por qué solo la mitad? Buena pregunta.
Y como si desfigurarte no fuera suficiente, el síndrome también decolora la piel, hunde el globo ocular en el cráneo e impide que la mandíbula abra de forma correcta. Algunos desafortunados aún tienen que experimentar efectos secundarios adicionales como jaquecas, convulsiones y espasmos musculares en la mitad de la cara que supuestamente son normales.
Si lo único que te incomoda sobre el Parry-Romberg es su forma poco estética, deja que te expliquemos lo de la lipodistrofia. La lipodistrofia básicamente es la “pérdida de grasa”, lo que para muchos resultaría algo beneficioso, en este caso no lo es. Aparentemente, una buena capa de grasa es lo que hace que tu cara sea reconocible, como la que existe en las mejillas y los labios.
La lipodistrofia es un efecto colateral común de medicamente antiretrovirales potentes, lo que significa que incluso después de haber contraído el VIH, el universo no se ha desquitado lo suficiente contigo. Pero nadie está libre de la condición evitando el VIH. Existen muchos factores, causas ambientales y genéticas que pueden llevarte a sufrir la enfermedad por separado.
La enfermedad que te convierte en un Pitufo de la vida real
Argiria es lo que pasa cuando una persona tiene un exceso de plata coloidal en su sistema. La plata es una de esas sustancias para las que el cuerpo no tiene un plan definido. Entonces, en lugar de ir al baño y defecar joyas, la solución que encuentra el organismo es depositar la plata en la piel, ojos y mucosas. ¿El resultado? Un Pitufo.
Así mismo. Cuando una cantidad de plata suficiente se acumula en el cuerpo, puedes empezar a parecer uno de aquellos personajes que la película de James Cameron que prácticamente todo mundo vio.
Y dado que no existe un tratamiento para la enfermedad. Una vez que se establece, puedes irte preparando para pasar una vida entera con la apariencia de un negativo fotográfico.
Y no creas que estás libre de argiria porque no trabajas en una mina de plata o por qué no acostumbras a comer anillos. En las últimas décadas, la plata coloidal ha venido siendo señalada como una verdadera maravilla por la medicina alternativa, con defensores que alegan que lo cura todo, desde alergias hasta un caso crónico de comezón en el trasero. La FDA desaprueba oficialmente la plata coloidal en medicamentos, pero, debido a sus propiedades antimicrobianas, la sustancia puede encontrarse en varios artículos de uso común, como los calcetines, vendas y gotas para los ojos. Pero mantén la calma: se necesita una sobredosis masiva de la sustancia para activar el modo Avatar.
Tus ojos pueden comenzar a ver el pasado
¿Te ha tocado ver esos negativos en los que miras por treinta segundos y después desvías los ojos para ver realmente lo que representan? Como este:
Ahora, imagina que la imagen resultante que flota frente a tus ojos no desaparece, sino que se mantiene incluso después de semanas. Eso, amigos míos, recibe el nombre de palinopsia.
Palinopsia es un término que abarca toda una gama de deficiencias cerebrales que pueden hacer que las imágenes “se peguen” en el cerebro. En un caso, los médicos descubrieron un tumor cerebral en un hombre de 73 años después que le preguntó a su esposa quién había salido de la sala (hecho que había ocurrido 15 minutos antes). Sí, su cerebro le había proporcionado una forma muy específica y poco útil de viajar en el tiempo.
¿Cómo es esto posible? La verdad es que vemos con el cerebro, no con los ojos. Y a veces, el cerebro simplemente se hace popó. Por ejemplo, entre un 20 y 30% de personas que pierden la vista acaban padeciendo alucinaciones más tarde – de formas geométricas aleatorias y escenas de animales complejos.
Esto se conoce como Síndrome de Charles Bonnet, en homenaje a un tipo que, a finales del siglo XVIII, catalogó las visiones de su abuelo ciego, que incluían desde edificios hasta aves. La condición ocurre en muchas personas de otra forma saludables – se trata de sus cerebros intentando rellenar los déficits de información que los ojos siempre se encargaron de proporcionar (de la misma forma que los amputados a veces pueden sentir la presencia de un miembro fantasma).
Las palabras escritas de repente podrían perder el sentido
Imagina que una hermosa mañana tomas el periódico al frente de tu casa solo para descubrir que eres incapaz de leerlo. Las letras están en su lugar, pero son tan confusas y sin sentido que ves por la ventana para ver si no te teletransportaron a Japón. Pero no es el caso. Entonces, tomas el celular para leer las noticias y descubres que no puedes leer ni una sola palabra.
Esto fue precisamente lo que le ocurrió a Howard Engel, un escritor que se enfrentó a esta extraña condición en 2001. ¿Cuál fue la causa de este analfabetismo instantáneo? Un derrame cerebral.
Un accidente cerebrovascular afectó el área visual en el lado izquierdo. Y, aunque Engel no pudiera leer ni una sola palabra, todavía podía escribir. El término técnico para esta condición es alexia sin agrafia – para simplificar, es lo que sucede cuando una parte especifica del cerebro (la que permite la lectura) se desconecta.
Si estás interesado en saber cuan probable es que esto te suceda a ti, bueno, es muy poco probable, teniendo en cuenta que es el resultado de una pequeña explosión en una parte muy específica del cerebro.
Puedes perder completamente tu capacidad de conciliar el sueño
Rhett Lamb era un pequeño de tres años bastante normal, con una leve excepción: no dormía. Y cuando decimos que no dormía, no queremos decir que tenía dificultad y se quedaba dando guerra toda la noche. Queremos decir que él, literalmente, nunca dormía.
No era nada que los padres de Rhett hubieran hecho. En realidad, el niño sufría de malformación de Chiarl, una enfermedad muy rara en la que parte de su cerebro es presionada contra la columna vertebral en lugar de mantenerse en el cráneo, como un buen pequeño cerebro debería. Específicamente, esto sucede con la parte del cerebro responsable de funciones corporales, como el habla y el sueño.
De la misma forma que sucede con tantas otras condiciones en que nuestro cerebro se revela a sus obligaciones, los científicos no saben por qué sucede. Afortunadamente, la enfermedad muchas veces es tratable. En el caso de Rhett, una serie de cirugías le removieron ciertos huesos, haciendo que su cerebro retornara al lugar correcto y permitiéndole que montara dinosaurios en sus sueños por primera vez en la vida. Si hubiera sido menos afortunado, simplemente podría haber olvidado hacer otras funciones esenciales, como respirar.
Puedes inflarte como una pelota sin previo aviso
Imagina que un día simplemente comienzas a inflarte como una pelota. Si estás seguro que nadie te metió una manguera de compresor por algún orificio prohibido, entonces probablemente eres víctima de la enfermedad de Clarkson, también conocida como síndrome de fuga capilar sistémica.
Esta condición se presenta cuando tus vasos sanguíneos comienzan a perder plasma. Esto no quiere decir que vayas a sangrar sin parar. En realidad, todo ese fluido extra va a parar a los tejidos esponjosos de tu piel y a los órganos vitales. Entonces comienzas a expandirte como una pelota.
Los episodios generalmente llegan a un pico en el trascurso de tres días, tiempo durante el cual pasaras a parecerte con una beluga. El único tratamiento disponible es el tiempo. Y, en caso de que no estés lo suficientemente aterrorizado, debes saber que todo episodio tiene probabilidad de ser fatal – en cualquier momento, uno de tus órganos vitales simplemente puede explotar.
Decimos “episodios” dado que, después de un primer ataque, pasarás el resto de tu vida inflamándote y desinflamándote aleatoriamente, como si hubieras sido maldecido por un brujo poderoso que te escuchó contar bromas de gordos sobre él.
Los científicos saben lo que se dice “nada” sobre la enfermedad. Los casos son tan raros que, probablemente, no descubriremos nada en un futuro próximo. Lo que sabemos (que no resulta nada esperanzador) es que no existe un patrón para cuánto, a quién y cuándo ataca la enfermedad, aunque los investigadores creen que generalmente puede desarrollarse tras una infección en el tracto respiratorio. Es decir, el próximo resfriado puede hacer que te transformes en una bolsa inflamada de plasma y pesadillas.
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