Con cada inhalación y exhalación estoy compartiendo una cantidad increíble de átomos con el universo, los átomos que forman parte de mi pasarán a formar parte de otro ente. Mi cuerpo se re-inventa casi a diario, los átomos que respiro, como y transpiro pueden haber formado parte de cualquier ser, tal vez alguno de tantos fue parte de algún dinosaurio, personaje histórico, estrella… la posibilidad es infinita.
No soy cuerpo físico, estoy más allá de eso. ¿Por qué lo sé? Porque según mi percepción yo soy, de algún modo, la misma persona que hace 20 años, pero no me veo igual. ¿Ese yo ya está muerto? ¿Ya no existe? ¿Yo mismo, o parte de mi ser, fue parte de otro? ¿O sólo la materia?
Si vemos microscópicamente los átomos, nos daremos cuenta de que hay mucho espacio vacío entre cada uno, es decir, hay más nada que algo, lo material es una parte muy pequeña del universo, si a mí me preguntan de qué está hecho el universo, diría que esencialmente está hecho de nada, al igual que yo.
Se podría decir que siempre he existido y seguiré existiendo pues mis átomos son los mismos del universo. La noción del tiempo… esa noción es un error puesto que no es lineal, todos mis átomos han sido infinidad de cosas desde el principio hasta el fin de los tiempos ¿Qué me garantiza que no puedo vivirlo todo al mismo tiempo? Tal vez sea precisamente esa noción del tiempo la que me lo impide, y me hace pensar que fluyo con él, cuando en realidad siempre he estado ahí.
Entonces no tengo dimensiones y el tiempo no me limita, ¿Cuál es mi origen? Quizás no tengo, quizás siempre he estado ahí, sin embargo, no me siento libre, mi conciencia me llena de paradigmas. Lo conocido está dentro de los límites del tiempo de la conciencia, a través de mi propia interpretación renuncio a mi “Yo” con tal de conservar esa imagen, mi máscara protectora que es mi miedo a ser libre, desconocido y parece que por más que lo intento me aferro aún a los límites de mi conciencia.
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