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Cosas simples que tu cuerpo puede hacer para mejorar tu vida

Publicado por Unknown el lunes, 12 de octubre de 2015 | 9:45 p.m.

En ocasiones buscamos formas complicadísimas de resolver algún inconveniente profesional o algún tipo de dolor sin ni siquiera imaginarnos que nuestro cuerpo puede ayudar con la solución. A continuación te presentamos una serie de tips que podrían sacarte de un apuro, y son tan increíblemente simples que es difícil no compartirlos con todo mundo.



Hielo y masaje.

En la cultura oriental siempre ha existido una preocupación consciente por la salud, y algunas técnicas muy antiguas todavía se encuentran vigentes. La acupuntura, por ejemplo, es una práctica bastante longeva que estimula puntos extremadamente sensibles del cuerpo humano con la finalidad de disminuir el dolor o los síntomas de alguna enfermedad – este dolor generalmente se encuentra en un punto diferente a la región que es tratada.


Uno de estos puntos se conoce como Hoku y se sitúa entre el dedo índice y el pulgar. Para los orientales, el Hoku es un punto poderoso, capaz de ofrecer alivio a los dolores provocados por una inflamación.

Investigaciones recientes ya han comprobado que un masaje leve en la zona con un cubo de hielo funciona como un analgésico natural: incluso logra poner fin al dolor. Solo para que nos hagamos una idea, estos estudios demostraron que la misma técnica resulta eficaz para aliviar los dolores de parto e, incluso, los dolores postparto.

Si te estás preguntando si esto solo funciona con hielo, la respuesta es: Sí. Otro estudio, enfocado en dolores dentales, evaluó los efectos de tres formas distintas de aplicar la técnica de Hoku: masaje con hielo, masaje normal y masaje normal donde previamente se le indicó a los voluntarios que el masaje, sin hielo, era capaz de aliviar los dolores dentales (la intención de esta última técnica era poner a prueba el efecto placebo). Se llegó al resultado de que un masaje con hielo resultó más eficaz, capaz de terminar con el dolor dental en más de la mitad de los voluntarios.



La poderosa siesta

Los humanos hemos llegado muy lejos; fuimos a la Luna, planeamos colonizar Marte, desarrollamos curas para enfermedades graves pero, pese a todo esto, tenemos una extraña manía por dejar todo a última hora. Somos procrastinadores casi por naturaleza, e insistimos en estudiar para el examen de mañana solo hoy a las 11 de la noche. Y estamos convencidos de que nuestro cerebro recordará todo lo que leemos de un día para otro, sin descanso, funcionando a base de bebidas energéticas y café. Muy sabios.


Mientras no desarrollemos el hábito de hacer las cosas con antelación, la buena noticia es que aparentemente hay una forma de estimular nuestra memoria para que funcione mejor después de un maratón de estudio – anota la receta ahora, es importante que esto no lo dejes para después.

En realidad, para acordarte de todo lo que estudiaste aquella noche, solo necesitas… dormir. Y está científicamente comprobado que, en lugar de estudiar la noche entera sin parar, lo mejor es disfrutar de una buena siesta durante esa madrugada infernal. Por eso, antes de tomar litros y litros de café como si no hubiera mañana, libera a tu sistema digestivo de esa calamidad, disminuye las cantidades de café e intenta dormir una siesta en el medio del maratón.

El conocimiento de que una buena noche de sueño puede ayudarnos a memorizar mejor no es nuevo. La novedad es que dormir durante unos 45 minutos en el medio de aquella noche que tiene todo para ser interminable, puede tener el mismo efecto restaurador que una noche entera de sueño – evidentemente, esto solo sirve para esas noches en las que es muy NECESARIO mantenerse despierto. Un estudio realizado en Alemania y publicado este año, reveló que dormir entre 45 y 60 minutos a mitad de un maratón de estudios en la noche puede mejorar hasta en un 500% nuestra memoria.

Esto se explica gracias a que una siesta larga mejora el desempeño del hipocampo, la región cerebral relacionada con la memoria y la absorción de nueva información. Sin duda alguna, una excelente noticia para quien suele pasar las noches quemándose las pestañas.



¿Quieres concentrarte?

En ocasiones resulta complicado lograr la concentración y, para ayudarte a resolver este problema, nada mejor que la buena y vieja Madre Naturaleza. Realmente ni siquiera necesitamos un motivo para pasar un rato admirando un hermoso jardín, un árbol cargado de frutos o un pájaro surcando los cielos, pero si necesitas de uno, aquí lo tienes: la naturaleza puede ayudarte a concentrarte mejor.


En nuestra vida diaria nos vemos frente a tanta información que podemos decir que nuestro cerebro es como un árbol lleno de ramas, y nuestros pensamientos pájaros saltarines que van de un lado a otro.

En el sentido de descubrir qué es lo que hace que una persona se concentre, mirar a paredes blancas en definitiva no funciona. Sin embargo, admirar un paisaje natural parece ser perfecto. Y antes de que refunfuñes diciendo que no tienes tiempo para salir al parque todos los días, tranquilo: esto también funciona si ves una fotografía de la naturaleza.

Investigadores de la Universidad de Melbourne, en Australia, estudiaron el fondo del asunto de la concentración en una muestra de 150 voluntarios, que se vieron obligados a realizar tareas consideradas estresantes y extenuantes. En un primer experimento, todos desempeñaron funciones semejantes. Sin embargo, después tuvieron un pequeño intervalo y vieron algunas imágenes. Aquellos que observaron imágenes de la naturaleza, incluso apenas durante 40 segundos, lograron concentrarse mejor y, como si no fuera suficiente, se equivocaron menos a la hora de ejecutar las pruebas.



La relación entre tu cartera y tu estómago.

Puede parecer algo muy absurdo, pero el hambre afecta nuestra percepción visual, ¿lo sabías? Esto sucede por qué, cuando nuestro cuerpo siente que es hora de alimentarse, logramos ver los objetos en nuestro entorno de una forma más clara, como si estuvieran ampliados. La lógica es simple: de la misma forma que logramos alcanzar una mayor velocidad al escapar cuando tenemos miedo, logramos un mejor raciocinio cuando tenemos hambre.


Los estudios sugieren que las decisiones financieras deben tomarse cuando hemos pasado algún tiempo en ayuno. Esta sugerencia está relacionada con el hecho de que el hambre afecta la forma en que percibimos las situaciones riesgosas y de recompensa, de forma que pasamos a comportarnos de una forma más sensata.

Un estudio llevado a cabo en los Países Bajos en el 2014, separó a dos grupos de voluntarios que participaban en un juego de apuestas – las personas de uno de los grupos se habían mantenido en ayuno durante 10 horas antes de iniciar las actividades. ¿El resultado? Las personas hambrientas hicieron las mejores inversiones en el juego, pensando mejor en los asuntos a largo plazo.



Llorar durante las negociaciones.

Cuando pensamos en las negociaciones financieras, solemos imaginar que la persona que saca más provecho es ese individuo serio, con confianza sobre sí mismo y que demuestra poder. Sin embargo, la ciencia dice otra cosa, e incluso afirma que es bueno llorar.


En un experimento, 200 voluntarios participaron en un juego de negociación, intentando una serie de técnicas emocionales distintas para sacar provecho. ¿El ganador? Aquel que parecía estar profundamente triste. El experimento se repitió tres veces, y el vencedor siempre era el que lloraba. ¿El motivo? Bueno, se deduce que incluso los negociantes más duros son humanos capaces de sentir simpatía por los demás.

Antes de que practiques tu escena de llanto para la próxima junta del trabajo, te lo advertimos: llorar no siempre funciona en todas las situaciones. Para que funcione, es necesario que la persona que llora se encuentre en una posición jerárquica de poder inferior a la del negociante. Otro factor que ayuda en este sentido es hacer que el negociador sienta que, por ayudar a esa persona con la que está negociando, puede contar con ella en un futuro. 




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