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Leyendas urbanas extrañas del rock

Publicado por Unknown el martes, 9 de septiembre de 2014 | 7:41 p.m.

Desde pactos con el diablo hasta un Elvis que no murió son éxitos que nunca salen de las leyendas y temas conspiranoicos que rondan a los grandes del rock. Pero no son las únicas, existen numerosas teorías y supuestos que rondan el universo de la cultura rockera, dale un vistazo a alguna de estas.



Una pareja homosexual.
¿Quienes? Mick Jagger y David Bowie.


En 1990, la esposa de David, Angela, se presentó en el programa The Joan Rivers Show y confesó en cadena nacional que atrapó a su marido en la cama con Mick Jagger. Semanas después, volvió al show y declaró: “Lo que vi fue a dos personas dormidas en mi cama. No necesariamente significa que hubiera algún tipo de relación”. Para Bowie, la insinuación de que fuera homosexual no pasó de una mera invención, mientras que el líder de los Rolling Stones consideró el tema una verdadera tontería.


Mira mamá, sin costillas.
¿Quién? Prince.


El intérprete es bastante conocido por sus excentricidades. Cuando sale a una gira, por ejemplo, exige que la suite del hotel (incluyendo los muebles) esté pintada de negro. También adoptó un símbolo impronunciable como nombre artístico, tanto, que los medios prefirieron llamarlo “el artista anteriormente conocido como Prince”. Pero nada se compara con la supuesta decisión que tomó de retirarse las costillas para auto-complacerse sexualmente de forma oral. El hombre nunca confirmó o desmintió tal rumor.


Siniestra sincronía.
¿Quién? Pink Floyd.


Nadie sabe cuándo surgió la leyenda de que el álbum The Dark Side of the Moon, de 1973, sincroniza con la película El Mago de Oz, de 1939. Los fanáticos de la banda dicen que existen más de 100 conexiones entre el álbum y el filme. Entre las más famosas están: el verso “balanced on the biggest wave” (“Equilibrándose en la más grande de las olas”), de la canción Breathe, tocada cuando Dorothy se equilibra sobre el muro, y “the lunatic is on the grass” (“el lunático está en la hierba”), de Brain Damage, cuando el Espantapájaros actúa como un loco. Detalle: su cuerpo está hecho de hierba seca.


Comprándose un elefante.
¿Quién? Michael Jackson.




El cantante disfrutó tanto de la película El hombre elefante (1980) que decidió conocer al personaje, Joseph Merrick, personalmente. En 1987, visitó el Royal London Hospital, donde se encontraban los restos mortales de Merrick. Una vez ahí, se dice que ofreció US$ 500,000 dólares por sus huesos. Ante el rechazo, aumentó su oferta en US$ 1 millón. Años después, durante una entrevista con Oprah Winfrey, admitió que se había identificado con El Hombre Elefante, pero no al punto de querer comprar sus restos mortales.


Sándwich asesino.
¿Quién? Cass Elliot.



Tras la muerte de la ex-vocalista del grupo The Mamas & The Papas, en junio de 1974, surgieron rumores de que la interprete había muerto atragantada por un sándwich de jamón o por un muslo de pollo – gracias a su histórico de sedentarismo y obesidad. Pero el informe forense disipó el rumor: la causa de muerte de Cass fue un ataque cardiaco debido, en parte, a sus 108 kg de peso corporal. Además de eso, no se encontraron señales de alimento en su tráquea.


Lengua larga.
¿Quién? Gene Simmons.


Al comienzo de los años 70, cuando creó la banda Kiss, en asociación con su amigo Paul Stanley, Simmons decía que su lengua era larga porqué había cortado la parte inferior (el frenillo) para hacerla más grande. Años después, se extendió una leyenda aún más extraña, de que se había implantado una lengua de vaca y, por ese motivo, tenía un órgano de 17 centímetros. En 2001, en el lanzamiento de la autobiografía Kiss and Make-up, Gene desmintió toda la historia.


Sangre animal.
¿Quién? Keith Richards.


En 1973, el guitarrista de los Stones decidió internarse en una clínica de desintoxicación en Suiza, donde fue sometido a una hemodiálisis para limpiar su sangre de sustancias toxicas. Y, siempre que alguien le preguntaba sobre este hecho, él inventaba una historia diferente. Cierta ocasión, aseguró que se cambiaba la sangre en el cuerpo para deshacerse de la cocaína. En otra ocasión, dijo a los periodistas que los médicos habían experimentado en él una nueva técnica: transfusión con sangre de caballo.


Bat-almuerzo.
¿Quién? Ozzy Osbourne.


Durante una presentación en una gira de conciertos para el álbum Diary of a Madman, en 1982, en la ciudad de Des Moines (EE.UU.), el ex vocalista de Black Sabbath arrancó, a mordidas, la cabeza de un murciélago que un fan había tirado al escenario. En su autobiografía I am Ozzy, el rockero explica que solamente mordió el animal porqué pensaba que se trataba de un juguete de plástico. Cuando sintió una sensación “caliente y crocante”, se dio cuenta de su estupidez. Por precaución, el cantante tomó algunas dosis de una vacuna antirrábica.


Muerte oscura.
¿Quién? John Bonham.


El baterista de Led Zeppelin murió asfixiado por su vomito en septiembre de 1980, en una habitación de la mansión de Jimmy Page, el guitarrista de la banda. Algunos creen que Boham fue asesinado en un ritual satánico, toda vez que Page era simpatizante del ocultismo – al punto de haber comprado, en 1970, la mansión que perteneció a Aleister Crowley, un famoso ocultista de la época–. En marzo del 2000, sin embargo, Page ganó una demanda contra la revista Ministry, que lo acusó de no haber prestado auxilio al baterista.


El falso Paul.
¿Quién? Paul McCartney.


En 1966, Paul sufrió un accidente de moto cerca de Livepool. Aunque sólo se rompió unos dientes y se cortó el labio, surgieron rumores de que había muerto y, por decisión del empresario Brian Epstein, había sido sustituido por un doble: William Campbell. Indignados, los tres Beatles divulgaron pistas sobre su muerte en los álbumes Sgt. Pepper’s, Magical Mystery Tour y Abbey Road. La portada de este último disco tendría mensajes ocultos, como el cortejo fúnebre, los pies descalzos de Paul y las palcas de VW escarabajo blanco. En 1969, un DJ de Detroit recibió una llamada de un escucha que dio santo y seña de la muerte del artista. El revuelo fue tanto que McCartney tuvo que suspender sus vacaciones para demostrar que estaba con vida.





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